Neurosis de la cola del perro

Enfermedades

Es muy posible que usted haya visto algún perro (tal vez el suyo), perseguir obstinada y enérgicamente su propia cola.

En la mayoría de los animales (perros y gatos), es una conducta normal -sobre todo en edades infanto-juveniles (es un juego, del que pronto se distrae si se le presenta otra alternativa de juego), pero... siempre hay un pero.

Si esta actitud se vuelve muy frecuente, o directamente obsesiva estamos ante un problema y tal vez frente a una enfermedad verdadera.

¿Cuál es el problema?

No hay una respuesta única para esta pregunta.

Algunos autores de clínica y neurología veterinaria lo incluyen en el amplio campo de las "neurosis idiopáticas", una manera elegante de reconocer que aún no se conoce ni la causa de estos trastornos ni sus mecanismos.

Otros autores van más lejos aún e incluyen estos desórdenes en el grupo de las "enfermedades convulsivas o epileptiformes".

Lo cierto es que la mayoría de las veces no se encuentra causa alguna para explicar esta conducta anómala.

En el ser humano se han identificado neurosis similares asociadas con otras enfermedades bien definidas: diabetes, hipotiroidismo, alcoholismo-cirrosis hepática, virus herpes o intoxicaciones con drogas, pescados y metales pesados).

Los signos que se han identificado -siempre en el humano- son: ardor, prurito y dolor. Y cuando se observa a un perro o un gato persiguiendo violentamente su cola acompañado de gritos o gemidos de desesperación... uno podría llegar a pensar o deducir sensaciones similares.

A veces -en el perro- se continúan de corridas violentas, como huyendo espantado de alguna sensación extraña como si fuera un "intenso ardor, prurito y dolor".

Donde hay menos dudas es en la valoración de los factores ambientales, que producirían o agravarían estos trastornos. Casi no se conocen estos problemas en animales que viven en libertad o estados semi-salvajes.

O lo que es lo mismos, ésta es una patología de animales que conviven -estrechamente- con el hombre y en ambientes -casa o departamento- con poco espacio, poco sol y poco aire puro.

Y no solo la corrida de la cola, pueden aparecer otras conductas problemáticas:

• Ladrido excesivo (¡¡Trae líos con los vecinos y verdaderos dramas de consorcio!!).

• Mordisqueo destructivo (hay que pensar en perder varios pares de zapatilla o chinelas y/o sillones, saltos de cama y muchos etc....).

• Tendencia a excavar pozos aunque el pobre can viva sobre alfombras y almohadones!!

Si este animal está mucho tiempo solo, con poco o ningún contacto con otros animales, en suma con poca o nula estimulación, es posible que oriente su Energía Vital hacia sí mismo en forma anómala.

La corrida de su cola, y más aún -tratarla como si fuera un supuesto enemigo-, con sus secuelas: heridas, infecciones, gangrena y automutilación, es una válvula de escape de tanta energía contenida.

¿Cuál es la respuesta terapéutica posible?

Muy simple: vida sana y ansiolíticos.

Vida sana o cambio en los hábitos de vida implicará encontrar tiempo cronológico real para que su mascota juegue a lo animal con sus dueños o con otros animales, que pasee por parques y plazas, si es posible al sol y sino aún de noche, y que pase la mayor parte del tiempo posible, acompañado.

El perro sobre todo, odia estar solo, sufre la soledad, es un ser gregario, vive y le gusta vivir en comunidad, en manadas