Si me pregunto ¿quién soy? O tal vez cómo llegué a ser quién soy hoy, las respuestas son múltiples.
Nací en un hogar humilde pero no careciente, hijo de inmigrantes españoles (andaluces) e italianos (calabreses), una típica expresión del argentino medio.
Crecí en una casa multifamiliar (¿un conventillo?) en la que con mi prima mayor inventábamos hospitales de insectos o curábamos gatitos abandonados y a veces le robábamos los caracoles que iban a hacer al mediodía para salvarlos del cadalso gastronómico.
Tuve abuelos maravillosos, una andaluza que contaba cuentos en episodios diarios, con sus nietos en la falda y que hablaba de mulos y zurrones¹ llenos de miera² que mi bisabuelo producía y vendía.
Otro abuelo andaluz talabartero de caballos y un abuelo calabrés cuidador del Zoo de Bs. As. del que alguna vez fui Director.
Aunque lo mentalicé a los dieciséis años mi destino estaba marcado, con una infancia en la trastienda del zoológico porteño y una pasión hacia los animales decidí el más maravillosos destino: ser veterinario.
Así transcurrí mis estudios con pasión y dedicación académica, política y gremial.
Me fui a La Pampa a vivir a un pueblito de 1000 habitantes durante cinco años y allí hice mi pequeña epopeya fundando un colegio secundario, un cine, y generando una de las etapas más felices de mi vida.
Tengo una buena familia, una maravillosa mujer y cinco hijos que espero y sueño que sean buena gente.
En la docencia universitaria ingresé a hace treinta y seis años y hace treinta y cinco que soy Profesor en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de La Pampa.
Me capacito permanentemente por lo que es mi pasión: la medicina veterinaria y nuestros hermanos menores: los animales.
Tengo mi clínica hace mas de treinta años y un equipo que me apuntala y enorgullece.
Trabajo por la vida, el bien más preciado que tenemos y tienen nuestros afectos cercanos, para mi caso, los animales de compañía…